Si, ya pasó un año. Aunque parezca más tiempo, la verdad es que un día como hoy la Organización Mundial de la Salud (OMS) daba una alerta global. ¿Cómo estamos al cumplirse un aniversario de este suceso?
Un nuevo mundo
Muchos recordarán que a finales de 2019 salían noticias de un nuevo tipo de enfermedad en China, que llamó la atención por su rápido contagio y la letalidad que implicaba. Pero era solamente eso, una noticia, y para colmo, al otro lado del mundo…
Pero lo que presenciamos fue un colapso a nivel global, pues este nuevo virus denominado Covid-19 se transmitió rápidamente saliendo de las fronteras chinas. Con el pasar de las semanas aparecieron casos en países limítrofes y luego en Europa comenzaron los reportes. ¿Cuanto tiempo pasaría para que llegue a América?
El 17 de noviembre de 2019 el gobierno de China identificó el primer caso oficial de coronavirus, pero seguramente este estaba muy lejos de ser el caso cero. Podemos hacer una cronografía de los hechos:
- El 3 de enero de 2020 China informa a la OMS de un brote de neumonía de origen desconocido.
- El 13 del mismo mes se notifica el primer caso del nuevo brote de coronavirus fuera de China, en Tailandia. Una mujer china de 61 años residente en Wuhan que había viajado a Talianda presentó un cuadro febril.
- 21 de enero: Center for Disease Control and Prevention de Estados Unidos confirman el primer caso del nuevo brote de coronavirus en Estados Unidos, en el estado de Washington.
- 23 de enero: China establece un confinamiento total en la ciudad de Wuhan, el primero de este tipo en el mundo.
- 24 de enero: Francia anuncia tres casos del nuevo brote de coronavirus, los primeros en Europa.
- 30 de enero: un comunicado oficial de la OMS declara el nuevo brote de coronavirus como emergencia sanitaria internacional.
Es así que los eventos empiezan a acelerarse, los reportes diarios de nuevos casos aparecen en diferentes países, las restricciones y el confinamiento social no estaban en la cabeza de nadie aún, incluso luego del 7 de febrero de 2020, cuando el oftalmológo chino, el Dr. Li Wenliang, fallece a causa de coronavirus. Fue la primera persona en advertir a la comunidad médica de la gravedad del brote.
Así se enfilaba lo que sería un nuevo mundo, donde las vidas de todos cambiaría para siempre. A un año de ser anunciado como emergencia sanitaria internacional, la sociedad entera sigue transformandose.
Covid en Argentina
Para febrero de 2020 muchos países de Europa ya reportaban nuevos casos por cientos cada día. Uno de los focos era Italia, país desde donde llegó a Buenos Aires procedente de Milán, Italia, un hombre de 43 años. Había llegado el domingo 1° de marzo, y se atendió en una clínica privada de la Ciudad de Buenos Aires.
El caso fue notificado el lunes 2 de marzo y el aislamiento fue supervisado por agentes de salud de la ciudad. Los análisis fueron llevados a cabo por la Administración Nacional de Laboratorios e Institutos de Salud (ANLIS) “Dr. Carlos Malbrán” donde obtuvieron los resultados confirmatorios. El 3 de marzo se anunciaba al primer caso de coronavirus en el Argentina.
El 19 de marzo de 2020, en una conferencia de prensa, el presidente Alberto Fernández anunciaba el aislamiento social preventivo en todo el territorio.
Desde aquel momento el país ha seguido los protocolos de prevención sanitaria emitidos por la OMS. Pasando de Fase 1, que consiste en el aislamiento total a excepción de los servicios esenciales, hasta la Fase 5 donde la mayoría de las actividades se retomaron, siempre tomando los cuidados necesarios.
Pero para llegar de una Fase 1 a 5 pasaron muchas cosas y mucho tiempo, sumado a la resistencia de las personas a abandonar la rutina, la indiferencia era una constante pero también las obligaciones laborales y económicas puso en aprietos a miles de argentinos. La presencialidad tanto en los centros educativos como las actividades laborales transformó la vida de todos.
Se perdieron trabajos, otros vieron mermada su actividad y la imposibilidad de poder pagar servicios básicos y el alquiler de viviendas y comercios.
Por otro se pudo ver la cara más egoísta de los argentinos, fiestas clandestinas, reuniones con aglomeramiento de personas y el consecuente riesgo de contagio. La baja de las restricciones animó a la gente a circular pero a riesgo que la curva de contagios se elevara, a tal punto que pueblos enteros se enfermaban. Tal es el caso de Loncopué, un pueblo en el norte de Neuquén, que cuenta con 6000 habitantes.
Tras los anuncios presidenciales, estaba estipulado que las reuniones sociales estaban prohibidas debido al alto grado de transmisión del virus. Pero vecinos de Loncopué decidieron reunirse para festejar un cumpleaños. «Comieron un asado y compartieron una cerveza o un vino de la misma botella«, contó luego el intendente del pueblo. Unos días más tarde el cumpleañero, un hombre de 64 años, estaba muerto. Las autoridades sanitarias comprobaron que había fallecido a causa del covid-19.
A los días del evento, se comenzaron a registrar casos entre los invitados y familiares y amigos de quienes concurrieron. El brote fue tal que en menos de una semana un pueblo de 6000 personas tenía más de 30 casos, lo que llevó al aislamiento total de la comuna.
De yuyos y otros tópicos
Otra cosa cierta es la desinformación que circuló con respecto a esta nueva enfermedad. Las fake news encontraron un canal que fue directo al hueso, las redes sociales y las aplicaciones de mensajería.
Por la aplicación de Whatsapp y redes como Facebook o Instagram, circulaba información sobre como evitar el contagio, información que no estaba verificada y que incluso resultaba peligrosa. Uno de los argumentos más peligrosos fue el de administrar dióxido de cloro a quienes presenten síntomas de la enfermedad. Incluso muchas figuras públicas afirmaban que diluido, este líquido de limpieza, podía combatir el Covid. Lo que llevó a la práctica de este método, resultando fatal.
Otro de los «estudios» que circuló y continúa haciendolo, es el uso de Ivermectina, un medicamento que se usa como antiparasitario en humanos y animales. Los estudios y resultados solamente muestran resultados «in vitro», o esa, en proporciones muy pequeñas por lo cual, medicamente hablando, no es extrapolable al uso terapeutico, pues implica experimentos oficiales con humanos.
Pero la demanda e casi inocuidad de su aplicación aumentaron la demanda social por lo que hay países que lo usan para dar tratamiento controlado. En Argentina algunas provincias, como Corrientes, autorizan su uso de forma controlada e incluso preventivo en ciertos casos, una decisión que implica la autonomía de las provincias, incluso saltando las recomendaciones del ANMAT (Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica). Lo cierto es que mientras laboratorios alrededor del mundo desarrollaban las vacunas que hoy conocemos, miles de personas se administraban Ivermectina de forma irresponsable.
Finalmente una solución
La situación global empujó a los Estados a dedicarse exclusivamente al desarrollo de una vacuna efectiva contra el Covid-19. Las inversiones y los acuerdos internacionales llevó a generar varias vacunas en tiempo récord. En menos de un año se aceleraron estudios, y las pruebas de nuevas vacunas que incluso afirman ser efectivas contra las nuevas cepas que están apareciendo, recordemos que estamos entrando en una segunda ola de rebrotes.
En Argentina se está inoculando al personal esencial, en especial a los trabajadores de la salud, que están a la vanguardia de las actividades. El acuerdo firmado entre el país y Rusia conlleva una ayuda en estos casos, es por ello que la Sputnik V es la vacuna que está siendo traida para combatir la pandemia.
Por su parte Argentina desarrolla un trabajo en conjunto con México para desarrollar su propia versión. Esto mismo hizo Estados Unidos y los países europeos. Lo que queda por ahora es continuar con la prevención y los cuidados hasta que se anuncie la vacunación a la población en general. Esto es el primer paso para regresar a la «nueva normalidad», en un mundo que se ha visto sobrepasado por un enemigo que no ve.
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